17.- Surf up


Hacía mucho tiempo, que no había vuelto a ver alguna película animada o de Cartoon, como dicen allá enfrente, cruzando el charco atlántico. Les había perdido todo el interés, que no el recuerdo. Aún tengo en mi mente aquellos dibujos animados por los que no había ningún motivo para perdérmelos. En mi tiempo, los ponían los Sábados por la mañana, y…PUNTO, no como ahora, que existen canales televisivos monocartoons durante todo el día. 

Era “la hora de los dibujos”. Me acuerdo aún de Lucky Luck y los hermanos Dalton (no los del equipo de la FAVE de Córdoba); la Pantera Rosa llevando el ritmo de la afamada música con su parsimonioso andar, el Inspector Clouseau y su ayudante Dodo con su “Oui… quiero decir Sí”; la interminable y lloriqueante Heidi con su precioso Niebla; el interminable y lloriqueante Marcos buscando a su madre con su Amelio querido🐒; el pobre Coyote que nunca pillaba al Correcaminos (Mic... Mic); el sabiondo Calimero y su famosa frase muy usada por los políticos hoy en día: “esto es una injusticia, nadie me entiende…”; el listo del Vicky el Vikingo y su picor de nariz (de ahí la falsa creencia  de que esnifar te hace más listo); el hiperactivo Pájaro Carpintero o Woody que al final, siempre hablaba con un señor de carne y hueso sentado tras una mesa; el poderoso Mazinger Z y las poderosas tetas de su novia Afrodita, etc. etc.  


Hoy en día, hay otro tipo de dibujos y estilos musicales acordes a los tiempos. Aunque uno no los entienda, tienen su significado y seguidores a mogollón entre los pequeños humanos. Así como mi madre, siempre me gritaba: “Apaga esa pelea de perros!!!”🤦‍♀️, cuando escuchaba a los AC/DC. Hoy, SOY yo, quien escucha peleas de perros cuando oigo esas canciones de Tachín, Tachán, Tachín, Tachán… muy bailadas por los jóvenes pitosos con su botella de agua en la mano, y con las chicas empinando el culo como si quisieran darle al interruptor de la luz del salón. Me imagino que me estaré haciendo viejo como mi madre. Cada uno tiene sus momentos y sus gustos.

Así que, siendo padre, volví a estar en la pomada en lo que se refiere las películas animadas, y cuando a la niña de mis ojos le gustaba alguna, pues al cine o a bajarla de internet (¡ya, ya lo sé! Eso está mal, pero mientras cierran el grifo…🤷🏼). Ya no existen Videoclubs, han cerrado. Así que, si con darle sólo a un simple botóncito rojo, pueden enviar la Tierra al carajo, porque no iba a pulsarlo yo para disfrutar un rato con mi hija… (😈: dale al rojo, mey. El rojo es de los nuestros. Al otro… Pisaslo!! Pisaslo!!…). 

Esto es lo que también trae la globalización🤷🏼

Well, pues una de las últimas películas que vi, bajé, alquilé… fue la de Locos por El Surf o Surf Up. ¡Qué buena! Va sobre la relación de unos pingüinos y un pollo, con el Surf como excusa. Realmente me llamó la atención por su magnífica Banda Sonora (Pearl Jam, Green Day…), y porque me gusta el Surf. 

Es cierto, que alguna vez me tropecé con una gallina casi ahogada, pero nunca en todos estos años que voy a “surfiá”, me he encontrado con algún pingüino🐧 al lado mío esperando La Ola. Cosa que si le ocurrió a un compañero con el que estudiaba la carrera, y que al parecer, en lo alrededores del Puerto de La Luz, se tropezó con esta elegante ave, PERO, NO EN EL AGUA, sino detrás de un contenedor mercante!!😱, y que, probablemente escapó de un barco de esclavos aviares que atracó en la isla con destino al infierno hace unos cuantos años. A partír de ahí, lo conocemos como El Pingüino (otro diferente al Pinwi, otro compañero del equipo de la facultad, que debía su apodo a como mezclaba el correr por la banda y tocar la guitarra eléctrica). 

Personalmente, solo he estado dos veces delante de estos animales, unos vez en un acuario😥, y otras veces en las fiestas de Fin de Año prepandemia, pero en vez de llevar tablas, llevaban botellas bajo el brazo…(😈ja, ja,ja, que chiste más bueno Mey, ¿verdad Groucho?…y dos Huevos duros…Moc, Moc!!).

Sigamos please!…Pues en esta película, quién más me gusta aparte de esa deliciosa pingüina, es el gran Chicken Joe. No sé, pero le daría el Oscar al mejor actor secundario. Siempre me ha gustado más, el que da el pase de gol al que lo mete.

Sobre este personaje va la historia de esta ocasión.


Erase una vez, un amable Dr. Doolitle estudiando las telarañas de su consulta. A dicho establecimiento, apareció un día un cliente con su gallo, mejor dicho, con su super gallo Japonés (una variedad muy estimada en el mundo de los pollos). Lo traía porque lo veía muy apagado. Era un gallo muy bonito, lo había traído de no sé dónde hacía pocos días. 

El Dr. Doolitle empezó a reconocerlo y a hacerle la Anamnesis (esta palabreja trata sobre el hecho de realizar distintas preguntas para obtener información del paciente y de lo ocurrido. Por supuesto, las preguntas se hacen al ser humano, aunque a veces es más útil y seguro, hablar directamente con el paciente (😈: incluso con un gato?…anda ya Mey!!). Sin embargo, a algunos Dr. Doolitles  confunden la Anamnesis con  la Amnesia, y se olvidan de un chorro de preguntas importantes, YO estoy en el Top Ten, seguro!). 


Bueno, pues para una buena anamnesis, las tres primeras preguntas claves son, 1ª¿Cuál es el motivo de su consulta?, 2ª¿Desde cuándo lo ha notado? y 3ª¿Usted, a qué cree que se debe? Las respuestas fueron: 


1ª.- “…lo traigo porque lo veo muy decaído”

2ª.- “…desde hace tres días”

3ª.- “… a que es cierto la expresión esa, que dice: es más puta que las gallinas”


😳…El Dr. Doolitle que estaba medio dormido, haciendo las preguntas de rutina, al oírlo, se espabiló en un plis plas y ya empezó a interesarse por el tema como si fuera uno de esos casos jodidos que le gustan al Dr. House. “¿Qué me dice cristiano?” dijo Doolitle asombrado. “que sí hombre, me traje este gallo japonés de fuera de la isla, y hace cinco días lo puse en el gallinero para cruzarlo con alguna gallina, pero COÑO, esas jodidas me han dejado a Joe hecho polvo. Seco, seco. Cuando lo fui a recoger me lo encontré allí tirado, detrás de una piedra, enarbolando una bandera blanca con el punto rojo en medio, pidiendo asilo político, ja, ja, ja…  bueno esto último es broma, pero seguro que fue porque esas diablas no le han dejado descansar…” y siguió diciendo: “así, que vengo pá que me recete algún revitalizante”.  El Dr. Doolitle sonrió ante la buena y sana actitud del dueño de Joe. Lo examinó, no lo vio tan mal, y le mando unas vitaminas para casa y REPOSO …muuuucho REPOSO.


Al par de días, el Dr. Doolitle se acordó del caso, y llamó al propietario del Gran Joe para saber cómo estaba este. Le dijo que bien, pero que aún no lo había vuelto a poner con las gallinas, que iba a esperar un par de días más, y que si volvía a recaer, se lo volvería a llevar a la consulta. Ciertamente, el Dr. Doolitle pensaba que lo que le ocurrió a ese gallo proveniente del Imperio del Sol Naciente, se debía más bien al stress que le había ocasionado el viaje y al cambio de hábitat. Sin embargo, nada más colgar el teléfono y preocupado por si volvía Joe otra vez con sus SIGNOS, ya estaba marcando el número del teléfono móvil del agente comercial de Pfizzer, que es la compañía de medicamentos que distribuyen esas lindas pastillitas azules que empiezan por la letra V… por si acaso, y, si al final no se las recetaba a Joe, él mismo, tenía “cita” con botella de vino enmedio y música de Kenny G, ese fin de semana😉

¡¡YA SABES, PANA!! no tires nada, que toooodo se aprovecha, y más, en Crisis …de los Cincuenta!!


Saludos Mey´s Club 🤘🏽BT🍺





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