29.- CSI: LADILLA CITY




Siempre
me han gustado las series o novelas de investigación o llamadas policíacas . Ese Colombo, o el mítico Sherlock, tras su presa, mediante la lógica, experiencia o sabiduría. Si lo miras con perspectiva, los médicos, tanto de los de los animales de dos patas como de los de cuatro, también tienen que realizar indagaciones propias de tipos como Poirot. 

Hay que realizar una buena anamnesis del caso, casi un estudio epidemiológico (😈: epidemio qué?)… epidemiológico!!

Es una palabreja que más o menos significa ser muy cotilla🤓, realizando preguntas lo más directas posibles, buscando las causas de los signos clínicos por los que traen a sus mascotas a cualquier Doolitle del metaverso mundial.

No siempre es fácil. Como cuando te traen a un cachorro con un vacilón Marleysiano, y a ver como le preguntas a su cuidador, si le pega a la marihuana, sobre todo cuando viene con su hijo, o al revés😉. Por lo que a veces, tienes darle a la imaginación para llegar a la respuesta verdadera sin que se cierren en banda. Como dijo el Dr. House, los pacientes siempre mienten, aunque en nuestro caso, los pacientes dicen la verdad, pero no tanto sus cuidadores😜.

La anécdota de esta vez, está relacionada con esto, o quizá no🤪. No me creí lo que me contó el Doolitle de turno aunque por lo increíble de la historia supe que fue real.


Una tarde cualquiera, en una clínica veterinaria, de un pueblo de la Península cuyo nombre no quiero acordarme, entró una pareja con su lindo sabueso. El Doolitle los conocía, son gente del pueblo, y ya sabes que en el pueblo nos conocemos todos, aunque esto, cada día es más difícil, sobre todo si no sabes idiomas🤷🏼‍♂️

En este caso, la pareja y el Doolitle hablaban la misma lengua, así que, educadamente les rogó que pasaran a la consulta.

La parte femenina de la Couple, hizo que su maridito esperara en la sala de espera, y entró tras el Doolitle, con su lindo Horatio. Ya dentro, el veterinario, le preguntó cuál era el motivo de la visita con su Yorky, a lo que la señora dijo que nada, Horatio estaba bien, que la consulta era para ella. Comorrr!!😳.

Antes que Doolitle le explicara la diferencia entre médicos de humana y animal, ella le saltó a la oreja, y le medio susurró al oído, que su problema es que tenía unos animalitos muy molestos en el vello de la parte de la segunda parte🥸, sí, ahí debajo, y quería saber como eliminarlos.


En lo que el compañero se recomponía de la pregunta y se secaba el oído, la dama, con una velocidad supersónica, se bajó la ropa de la parte de la segunda parte, y enseñó la tercera parte🥶. Doolitle no sabía que decir, dudaba si remitir el caso a un especialista de animales exóticos, o volverse loco y enseñar él la primera parte😉. Mientras tanto y durante el silencio que se hizo, Horatio, tranquilito,  se entretenía con las musarañas del techo, y no con las de la otra parte😅.


Doolitle hizo un esfuerzo y miró hacia abajo. Observó unos pequeños puntos móviles en medio de la madeja. No era fácil, ya que la señora hacía tiempo que no pasaba por la peluquería del pueblo. Le explicó, que muy probablemente, su marido tendría los mismos inquilinos, y que era más aconsejable que fuera a un médico de personas, más o menos como ella.

La enferma sólo dijo que seguro que su pareja no los tenía, y le hizo el guiño universal😉. Ya saben todos ustedes que hay cosas que no hacen falta explicar. Una simple mirada o sonido gutural, son suficientes🤘🏽.

En resumen, ella quería una solución a su problema antes de que su maridito también tuviera molestias, y se preguntara cómo aparecieron esos lindos bichitos en su quinta parte.

Al final, y después de echarle un nuevo vistazo, como cuando los niños ven una película de terror🫣, le recetó un pulverizador antiparasitario para gatos, y le prometió que no rompería el secreto profesional…(😈: veo un vacío legal, mey!)


Y cosas de la vida…cuando fue a pedir el medicamento a la ATV de la recepción, apareció el cisne negro o el gato detrás de un mato, personificándose en la señora Eulalia, la más cotilla del pueblo, que curiosamente estaba en el mostrador para comprar la dieta de su gato Lucifer. Se dió cuenta que a la señora de la tercera parte le estaban despachando el antiparasitario felino, cuando ya sabía que solo tenía un perro, por lo que le metió media bronca a la chica de recepción por cometer tal equivocación (😈: te salió un bonito pareado mey!).

La señora un poco consternada dijo que todo estaba bien, se despidió del Dr. Doolitle, y salió rápidamente del centro, algo ansiosa, con su marido de una mano, y con el perrito en la otra, mientras que los ojos entornados de Doña Eulalia, les interrogaba con cierta tensión.


Ahí quedó todo… bueno… todo, no!

Como ya les expliqué al inicio de esta narración, un buen profesional tiene que indagar hasta el fondo, para conocer cuál fue la “causa” del diagnóstico, así que, según me cuenta, el Dr. Doolitle, todavía cuando sale de copas por el pueblo, sigue observando, qué posible “causa” se suele rascar más sus huevos😂😂.


Saludos Mey’s Club. 🤘🏽BT🍺





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