30.- DÍAS DE FÚTBOL ¡¡GOOOOL!!





El fútbol es un deporte de masas, no hay duda de ello, y como cualquier masa… (😈: M=Densidad xVolumen)…y como cualquier masa… de gente😉, son poco controlables, aunque más fácilmente gestionables🧐, por el único factor común que tienen todos, y que es, que su equipo gane a toda costa. El opio del pueblo. Del que la pelotita entre o no entre los tres palos, es posible que le cambie a alguien, su porvenir, al menos, en las siguientes horas tras el partido.


Lo cierto, es que nos volvemos LOCOS.  El día que se jugó la Final del último mundial entre Francia y Argentina, acabó el partido con la tanda de penaltis. Imagínate la emoción, sobre todo, la de “les Blues” como la de “los Albicelestes”. Algunos de ellos, en esos momentos de excitación venderían hasta a su abuela o su moto, por ver a su equipo del alma ganar el amarillo trofeo de la FIFA😳


Mientras el último jugador argentino corría a darle al balón situado en el punto fatídico, TODOS en el campo y parte del extranjero, como si lo vieran a cámara lenta, pendientes de su golpeo al balón…Silencio, silencio, rezo, silencio, rezo, silencio, rezo.… AGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH…  CAMPEONES DEL MUNDO!!!

Dando saltos y saltos, besos y besos, abrazos a un tipo que no conoces, y que está, en la grada superior con una tía buena sin sujetador pectoral que da brincos colosales y que te abraza con ardor. ¡Un espectáculo! Lo haces dos horas antes o después, y acabas denunciado, pero justo en esos instantes de emoción, NO PROBLEM, BE FLAPPY!  (😈:aprende Rubiales!⏰time&place)


Esa noche, las calles en Canarias estaban menos concurridas de lo habitual (el Verano es época de temporada baja😉). La gente estaba en los bares o reunida en casa. En una de estas, vive nuestra protagonista de hoy, la perrita de raza Yorkshire Terrier llamada Verbeke


Unas horas antes de empezar el partido, el animalito notó que era un día especial. Había mucho jaleo en casa, muchas personas se habían reunido para ver el partido, la mayoría argentinos lejos de su tierra natal: el abuelo, el primo, la tía, el vecino... muchas personas que no paraban de gritar, comer y beber. Verbeke, como buen perro, no paraba de ladrar ante tanta locura, a lo que los locos futboleros le recriminaban por tanto ladrido😳. Si hubiera sido un bebé humano el que lloraba ante tanto jaleo, la madre los hubiera echado a todos a patadas, pero es lo que tiene ser de la misma especie…o no.


Sin embargo, a la perrita no le afectaba la actitud beligerante de los supporters humanoides. Ella a lo suyo. Su área de esparcimiento casero se encontraba alrededor de la zona televisiva, porque era donde estaban todos, y pendiente si caía algo crujiente como la típica papa frita que le da cualquier “papa frita” (adjetivo semicariñoso que se usa mucho en Canarias). 


El peculiar guardameta argentino hizo una parada prodigiosa en el último minuto del partido con lo que evitó la presumible condena al infierno del conjunto americano, por parte de sus “leales” compatriotas🤷🏼‍♂️… y llegó el momento de los penaltis y de la emoción a raudales. 


A medida que transcurría la tanda, subía la tensión en la casa y la perrita aumentaba su ansiedad, porque más cosas se caían en el suelo a lo que ella le daba buen uso comestible. Cuando Montiel marcó el último penalti, y mientras Verbeke se tragaba los pizcos del suelo, en ese momento…en ese lugar… con la excitación, no sé si fue el abuelo, la tía o el primo gaucho, uno de ellos, pegó un brinco que casi llega al techo de la alegría inmensa, y al caer, tuvo la suerte de no dislocarse un tobillo, entre otras cosas, porque el cuello de Verbeke le sirvió de colchón.


En un principio, y con la vorágine alocada, no se dieron cuenta de lo ocurrido, a pesar del chillido que pegó la pobre. Pensaron que la perra estaba tan emocionada como ellos, hasta que empezó a tener una crisis convulsiva. ¡Qué perro tan patriota! Pensaría alguno. Menos mal que siempre hay un abstemio en el grupo. Se dio cuenta de lo que pasó, y mientras los comentaristas, entusiasmados, gastaban su cortisol celebrando el título mundial, Verbeke iba camino de nuestro Hospital. 


Cuando se atendió de urgencias, la perra caminaba como Forrest Gump antes de operarse, y el cuello lo tenía más tieso que una barra de pan duro. 

No se apreció fractura ni dislocación alguna, pero se quedó bajo observación y medicación hospitalaria. Esto le costó un dinero al propietario con su consecuente bajada emotiva de la victoria de su equipo patrio, pero Verbeke sí lo agradeció. Si hubiera podido, ella misma hubiera puesto el dinero para quedarse, al menos, una semana con el Dr. Doolitle. No quería volver a casa hasta que los locos hubieran vuelto a sus manicomios respectivos. 


Al día siguiente, estaba algo mejor, pero aún caminaba como si a Forrest le hubieran operado sólo una pierna. La vinieron a recoger, el abstemio conducía, y por ahora, al verla algo mejor, retrasarían cualquier prueba de imagen avanzada, llevándosela a casa. La cogieron en brazos, y mientras salían por la puerta, me pareció que a la perrita se le caían dos lagrimones de sus ojitos lindos. NO, no por el dolor que aún podía sentir aunque menos, SINO porque por las prisas de sus cuidadores en volver a casa, supo que en las horas siguientes retransmitían por televisión, la llegada y festejos de la selección Messina en su país. 


Quizá, con tiempo por delante, Verbeke pensó que podría conseguír unos tapones para los oídos, cenar temprano e irse pronto a la cama. Aunque, viendo la que se lió en Buenos Aires para la recepción de los jugadores, y ella estar en su casa tranquilita, a pesar de sus locos conocidos, en ese momento…en ese lugar…SÍ que se sintió feliz como Forrest Gump.,.

…aunque, ya veremos en el próximo mundial😜


Saludos Mey´s Club





 


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