31.- King Kong

 






La mayoría de nosotros, el 99.99%, desconocemos el total de los componentes del reino animal. A muy pocos los vemos en vivo: perros, gatos, pájaros, tortugas, liendres…; a otros los veíamos en algún zoo: leones, loros, moscas,…; otros por la tele, aprovechando la siesta en los documentales de la 2; otros en los circos; y otros, muy pocos, los vemos en su hábitat natural. Debido a esto, y por supuesto, sin ningún tipo de “interés económico”, para conocerlos, se han raptado muchos animales de sus tierras para disfrutar de ellos tras unas rejas o cristales antibalas. 


Recuerdos de pequeño, me llevan a un local cerca del Mercado del Puerto, donde al entrar parecía que estabas en plena selva africana, había aves de todos los colores, todo tipo de monos, reptiles, algún zorro del desierto… muchos. Todos en un estado deplorable. Los tenían para vender al mejor postor, y los habían traído en los barcos que venían de África. Era una auténtica tienda pirata, no esas que te venden ropa o gafas “Rayblan”, sino las de piratas de verdad🏴‍☠️, que secuestran seres vivos para el disfrute de humanos🤬. Hoy en día nos llevaríamos las manos a la cabeza, pero las tendencias actuales de los piratas van por otro camino, por ahora aceptables, y no me refiero a las Web “piratas”, donde ves una película o match de fútbol (👿: si da pasta💶…vale!)


Tiempo atrás, por el hospital apareció un mono enfermo y viejo, tenía no sé cuantos años. Estaba en una finca medio abandonado, su dueño, un anciano, falleció, y sus nietos se hicieron cargo de él, viendo su estado, decidieron que lo valoráramos. Era uno de los antiguos esclavos, llegado del continente africano a través de un barco de “mercancías” que traficaba cosas legales desde las tierras de Chita, como se ha hecho desde hace siglos.


Para los Doolitle que nos encargamos básicamente de pequeños animales, era una novedad tener a un simio parecido a nosotros bajo control hospitalario. Estaba muy deshidratado, por lo que estuvo algunas días bajo control médico. Parecía una persona pequeñita mirando asombrada al resto de vecinos🐶🐱hospitalizados y que curiosamente, le mostraban cierto respeto.


Alguna noche me quedé cuidándolo, y recuerdo,  que en el silencio de las madrugadas, cuando nuestras miradas se cruzaban, había algo más que no ves en otros animales, quizá por un tema genético o por el cansancio de uno con las horas hechas🤷🏼‍♂️. No sé. Lo cierto es que yo hablaba y él escuchaba (si digo lo contrario me toman por loco eh?, así que no lo diré…en alto), incluso me preguntaba quién era realmente el mono de los dos. Pasar muchas noches de hospital rodeado de animales, te hacen crear muchas teorías filosóficas distintas al resto🥸


Unos días después se fue a casa,  a la de los nietos, porque a la suya quedaba más lejos que la de Kunta Kinte.


Se lo conté a mis colegas de parranda, y como ocurre siempre, estos se lo contaron a su manera a otro, este a su manera a otro, y así sucesivamente. Al final, un amigo creyó que me habían regalado un mono, que se llamaba Pipo, y lo tenía en mi casa. Brody (así llamaré a este amigo, por si acaso me encuentre algún tipo de carta-bomba) lo quería ver y tocar. Estaba muy ilusionado. Como no soy nadie para quitar la ilusión de alguien, y menos de un buen amigo, el resto de colegas y yo decidimos seguir con la bola, que cada vez se iba haciendo más grande. Incluso le mostramos una cartilla de vacunación que yo le había hecho. Cuando nos veíamos, nos preguntaba por el mono. Le dábamos excusas, que si la cuarentena, que teníamos que vacunarlo... 


Le contábamos alguna anécdota diaria del mono, como que era muy pajillero, tocándose todo el día “sus cosas”, o aquella otra, en que un día dejamos al Pipo en casa de un mey que estaba liado en la cama con la novia, y el mono en la parte de fuera de la terraza de la habitación, da dos toques en el cristal, el colega, deja de besar el cuello a la chica y mira para la terraza, y ve al mono detrás del cristal con los dos pulgares tocándose el pecho y haciendo el típico movimiento de caderas del muñeco Rockefeller, como diciendo “y a mí cuando me toca?”… Brody tan bueno, que se lo creía todo, y cada vez estaba más deseoso de verlo. El sí que tenía el “mono”. Hablaba en todas las reuniones del simio, en asaderos, chuletadas, peroles, fiestas…y nosotros dando excusas para que no lo viera.


Llegó un momento que decidimos acabar con la broma, o se enfadaba con nosotros o se tiraba desde el Puente de Silva (un puente muy alto donde los isleños desilusionados tienen que coger número para practicar puenting sin soga😢). 

Como buenos amigos, pensamos en lo segundo pero hicimos lo primero. Le dijimos que por fin iba a ver a Pipo. Que se lo íbamos a enseñar en privado, la Policía Medioambiental (el SEPRONA pá colegas) podía estar detrás nuestra y no era conveniente sacar a Pipo al parque. Quedamos en un apartamento en el Sur de la isla, donde nos solíamos ver los fines de semana. 


Cuando Brody tocó en la puerta, nada más abrir, entró como si se lo llevara el diablo, “¿dónde está Pipo?, ¿y el mono, el mono?”. Le dijimos que lo teníamos en el ropero, que mientras le esperábamos se había metido media botella de whisky entre pecho y espalda, y estaba un poco agresivo. no importa, quiero verlo” yendo hacia la habitación. Uno de los colegas se adelantó y le dijo, “déjame a mí, ya me tiene confianza, yo lo saco”. Abrió media aspa del armario, metió medio cuerpo e hizo como si Pipo le tirara de los pelos “Pipo déjame, no me agarres el pelo, suéltame, suéltame”. De repente, después de unos minutos de “pelea”, cogió al mono de peluche, que casualmente se llamaba Pipo y, que teníamos escondido en el armario, y se lo lanzó a la cara al amigo, "¡coge a Pipo, Brody!". Este agarra a “Pipo” lo mira, lo toca, y sin interés alguno, lo lanza a una de las camas, y dice ante nuestro asombro: “eh! déjense de bromas, dónde está el mono, Pipo, Pipo…psss, psss” Empieza a llamarlo mediante silbidos y mirando debajo de las camas, dentro del armario, por todo el apartamento. ¡¡¡Estábamos asombrados!!!. Es cierto eso que dicen que aunque la Verdad nos dé en la cara, no somos capaces de verla.


Después de un rato Brody ya empezó a razonar y darse cuenta de la broma. Nos dejó de hablar durante un rato, hasta el segundo trago de whisky, “si ustedes supieran cuánta gente quería conocer a Pipo” decía bajo lamentos. Todavía, después de mucho tiempo, cuando nos vemos, recordamos dicha anécdota, y nos hartamos de reír todos juntos. Así es la amistad!...

¡¡Pipo, Pipo, Pipo….pssss…pssss...psss!!.



Dedicado a ti, Brody. Ahora no son buenos momentos pero los superarás, al menos es lo que le entendí al Pipo verdadero en alguna de aquellas noches de hospital😉


Mey’sClub🤘🏽BT🍺



 

 

 

 






 


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